lunes, 16 de agosto de 2010

Llàtzer Moix documenta las "hazañas" de los arquitectos estrella en España


El periodista Llàtzer Moix documenta en su nuevo libro "Arquitectura milagrosa" las hazañas de los denominados arquitectos estrella como Santiago Calatrava, Zaha Zadid o Peter Eisenman en la España de los últimos diez años, después del éxito del museo Guggenheim de Bilbao, a cargo de Frank Gehry.
En un lenguaje ameno de lo que puede considerarse un extenso reportaje periodístico, Moix visita las principales ciudades españolas en las que se ha apostado por alguno de estos arquitectos, a los que tanto autoridades públicas como promotores privados vieron en su día como únicos potenciales transformadores de sus urbes.
A juicio del escritor, después de la contribución del Guggenheim a la metamorfosis de una ciudad gris como Bilbao, "muchos vieron la arquitectura como mano de santo" y empezaron a encargar a los grandes nombres de este ámbito proyectos que no siempre han acabado siendo "locomotoras" de la comunidad.
Acompañado por el editor de Anagrama, Jorge Herralde, Llàtzer Moix ha reconocido hoy que el fenómeno también se ha producido en otros países, aunque "el caso español es más intenso", lo que ha achacado a la superación de la crisis después de los primeros años noventa, a la llegada de fondos estructurales europeos y al inicio del 'boom' de la construcción.
En su opinión, tanto alcaldes como presidentes autonómicos vieron a los grandes arquitectos como "piedras filosofales" que podían "poner a sus ciudades en el mapa, atraer a un gran número de turistas y generar dinero para sus arcas".
En el libro, que inicia con el caso Guggenheim por ser el primero del fenómeno, se detiene, especialmente, en los trabajos de Santiago Calatrava en Valencia, donde el arquitecto se acaba convirtiendo en la persona que sugiere los proyectos, ya sea "por la megalomanía de las autoridades" o "por su propia capacidad de seducción".
También repasa la obra de Zaha Hadid en la Zaragoza de la Expo, con un puente-pabellón que tuvo un coste de más de 80 millones de euros y que ahora está cerrado y lleno de grafitis, o los proyectos privados barceloneses de la Torre Agbar y el proyecto de remodelación del Camp Nou de Norman Foster.
A la vez, no se olvida de los planes inacabados de Peter Eisenman en Santiago de Compostela o de algunas obras de Madrid, como el CaixaForum de Jacques Herzog y Pierre de Meuron, o el Hotel Silken, que ha calificado de "parque temático" de la arquitectura actual.
En el volumen, Moix tampoco quiere obviar que el potencial "milagrero" de la arquitectura icónica lo aplicaron poblaciones pequeñas como Palafolls (Barcelona), aunque su alcalde consiguió obras de Arata Isozaki o Enric Miralles a bajo precio, u Hospitalet de Llobregat, segunda ciudad de Cataluña en número de habitantes, pero "cenicienta histórica de Barcelona y su cuarto trastero".
Sin embargo, siendo su alcalde Celestino Corbacho, actual ministro de Trabajo, se apostó por revitalizarla con grandes rascacielos como los del japonés Toyo Ito.
Tras revisar sobre el terreno estas diferentes obras, Moix concluye que la actual crisis económica abre una nueva etapa "en la que quizá no habrá lugar para tanta alegría a la hora de encargar y suministrar edificios icónicos". EFE

Noticias EFE


VIVA LA CRISIS!!!!!!!!

2 comentarios:

Enric Batiste dijo...

Habrá que ver si, dentro de unos años, estos iconos acaban integrándose en la piel de la cudad... Es de desear; de momento, en Barcelona, son demasiadas las veces que un determinado icono ha supuesto un corte, ha rasgado de repente la geografía y el itinerario de un barrio, a la vez que se le han extirpado las huellas de su hsitoria antigua, sobre todo obrera... ¿Por qué será?...

ines dijo...

Eu creo que aos arquitectos artistas hai que tomalos con moita cautela porque so pensan neles, en deixar a súa pegada. O problema é que borren a historia. Unha obra de arquitectura non se pode mover coma un cadro que cando no o aturas o cambias ou o metes nun armario

Bicos