domingo, 16 de noviembre de 2008

Peter Paul Rubens


Petrus Paulus Rubens, pintor flamenco del siglo XVII y el representante más completo del Barroco.

Rubens practicó todos los géneros y fue el principal representante de la pintura flamenca en su siglo, hasta el punto de influir decisivamente en la escultura, el grabado y la decoración, además de la pintura.

Hijo de un regidor de Amberes que tuvo que abandonar su país por razones políticas, pasó su infancia en Siegen y en Colonia. Al morir su padre (1587), volvió a Amberes. A los catorce años entró en el taller de su tío político T. Verhaecht. Con su segundo maestro, A. Van Noort, adquirió una buena formación técnica: y con O. Van Veen (1596-1600) se preparó para realizar el tradicional viaje a Italia (1600).


En Venecia, la obra de Ticiano dejó en él una huella indeleble. En Mantua entró al servicio de V. Gonzaga, copió a Mantegna y comenzó su colección de antigüedades.

En 1603 hizo su primer viaje a España, y en Valladolid, donde a la sazón estaba la corte, pintó un retrato ecuestre del duque de Lerma. Al regresar a Roma se sintió atraída por Miguel Ángel, por A. Carracci y por Caravaggio. Su eclecticismo se manifiesta en el Bautismo de Cristo y en la Transformación, que pintó en 1604 para los Gonzaga.

En Génova (1607) hizo retratos de gran aparato y admiró los edificios a los que había de consagrar más adelante una publicación, Palazzi di Genova,1622.

Una enfermedad de su madre le hizo regresar a Amberes. De nuevo allí, fue nombrado pintor de cámara de los archiduques Alberto e Isabel, y contrajo matrimonio con Isabel Brandt (1609).

Su verdadero punto de partida lo marcan los dos trípticos de la catedral de Amberes: La erección de la cruz y El descendimiento de la Cruz. Esta última obra sella la unión entre el Renacimiento conquistador y el Flandes tradicional. La primera manera de Rubens se caracteriza por la franqueza de los tonos y la nitidez de contornos.

Situado en la encrucijada del realismo septentrional y de la poesía épica, el arte de Rubens exalta la vida en todas sus formas.

Entre 1617 y 1618 pintó la serie de seis composiciones con la Historia de Decius Mus, cuya ejecución corresponde en gran parte a Van Dyck. Rubens mantenía excelentes relaciones con la Compañía de Jesús y en sus Milagro de san Francisco Javier, Milagro de san Ignacio, La lanzada… dio forma a las ideas de Contrarreforma.

De 1622 a 1625, Rubens ejecutó para la galería del Luxemburgo de París las 21 grandes composiciones de la Historia de María de Médicis, en la que se amalgaman de modo imaginativo, a veces declamatorio, realidad, alegoría, y mitología como en las sirenas del Desembarco en Marsella.

De 1627 a 1630, Rubens, convertido en consejero íntimo de Isalbel Clara Eugenia, tomó parte como diplomático en los grandes acontecimientos políticos de Europa. En 1628 volvió a Madrid, donde trabó amistad con Velázquez y pintó casi medio centenar de lienzos, entre ellos varias copias de Ticiano.

Ya en 1630 se casó con una muchacha de dieciséis años, Elena Fourment, que fue en adelante su modelo predilecto. En estos años pintó los cartones de tapices con la Historia de Aquiles y la citada decoración de Whitehall; poco después adquirió el señorío de Steen, en Elewyt, donde pintó paisajes de un lirismo tumultuoso.

Entre sus últimas composiciones religiosas hay que citar: El camino del Calvario y El martirio de san Licinio. En algunos desnudos, como el de Las tres gracias, Rubens aparece como heredero de Ticiano, como anunciador de Fragonard y de Renoir.

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